El aprendizaje basado en proyectos mediados por Tic es una metodología de enseñanza que implica, ante todo, poner en primer lugar los intereses y las capacidades de los alumnos, esto es prioritario por sobre el contenido, la evaluación, las notas, la planificación y cualquier otra cosa pensada desde otra persona que no sea el estudiante. Tal vez nos preguntemos los adultos, entonces, ¿cómo hago para dar todo el programa si lo más probable es que no a todos los chicos les interese todo lo que tengo para contarles?

Hay una respuesta a esa pregunta, no será posible mientras sigamos mirando el acto de aprender como una consecuencia directa del acto de enseñar, o peor aún, como la misma cosa. Existen estrategias de enseñanza que pone en juego el docente para que sus alumnos aprendan, pero también existen estrategias de aprendizaje que son diversas, y tal vez haya una distinta para cada uno de ellos. Infiero en si estas estrategias encuentran su punto común, el aprendizaje es posible a partir de esa enseñanza. Si no, por mucho que enseñes, el alumno no podrá aprender, porque su estrategia de aprendizaje no puede adaptarse a la estrategia de enseñanza. Y cuando la montaña no va a Mahoma, tendrá que ir Mahoma a la montaña…

Sí, ya sé lo que estás pensando: “Tengo treinta alumnos y cada uno aprende de manera distinta, ¿quiere decir que tengo que elaborar treinta estrategias de enseñanza?”. La respuesta es: no, claramente no es el punto. Lo que sí hay que hacer es dejar de considerar que la enseñanza es dar y el aprendizaje es recibir, dejar de ver esos actos áulicos como unidireccionales y empezar a concebir el acto de aprender como una construcción colectiva, donde todos participamos, y recuperar la figura del docente no como un simple transmisor de contenidos (para eso están los libros, la tele, internet) y elevar su responsabilidad docente a la de una persona que es capaz de conectar al alumno con la información y posibilitar que él construya conocimiento a partir de esa información.

¿Es fácil? No. ¿Es posible? Sí. ¿Y por qué tenemos que hacer esto? Sencillo: porque es ley. La Ley de Educación Nacional 26.206 establece en su artículo 11 inciso m), que uno de los objetivos de la educación es “desarrollar las competencias necesarias para el manejo de los nuevos lenguajes producidos por las tecnologías de la información y la comunicación”. Ante este imperativo legal probablemente uno puede decir: “Pero yo no sé nada de estos temas, ¿cómo me voy a hacer cargo de eso? ¡Que lo haga el profe de Tecnología!”. Sin embargo, atención: la ley no dice que hay que enseñarle a usar la tecnología, sino que nosotros, como parte del sistema educativo, tenemos que generar el espacio para que ellos puedan desarrollar competencias que les permitan manejar estos nuevos lenguajes. Son cosas distintas, primero es probable que no estemos preparados y, segundo no hay excusa, esa es la tarea docente por excelencia: preparar a los chicos para que puedan desempeñarse en la vida, y la vida de los chicos (no sólo la de ellos), tanto la actual como la futura, está atravesada por la tecnología y, sobre todo, por el mar constantemente creciente de información disponible a través de ella.

Entonces, el uso de la tecnología en el aula no tiene que ver sólo con que los chicos utilicen algún aparato, sino más bien reconocer en ellos sujetos de derecho a la educación que viven en una sociedad del conocimiento. En este sentido, la escuela se transforma más en un lugar de socialización que en un lugar de búsqueda del conocimiento.

La inmediatez de las comunicaciones, la posibilidad de acceder a tutoriales en cualquier momento en el celular y, sobre todo, la capacidad de la web de transformarse en una vidriera de la propia vida a través de las redes sociales, no puede pasar inadvertido en el comportamiento diario de nuestros chicos. ¿Cómo pedirles que lean un clásico a chicos que pueden ver las cinco temporadas de una serie en un solo día? ¿Por qué suponemos que será sencillo que acumulen manuscritos en gordas carpetas, cuando no necesitan una lapicera para tomar nota de un teléfono? ¿Qué sentido tiene trabajar mapas en papel cuando están acostumbrados a enviar su geolocalización para indicar el lugar en el que están?

Como leen, hay un trabajo muy grande de reflexión que hacer antes de pensar en incluir las TIC en el aula.

De este modo, un contenido puede ser aprendido mediante una actividad, pero si esta actividad está mediada por la tecnología adecuada ese contenido se aprende con mayor facilidad, ya que la tecnología actúa como elemento potenciador en la zona de desarrollo próximo.

Entonces, no se trata de “encajar” tecnología a como dé lugar en una actividad, se trata de buscar dentro de las herramientas tecnológicas, aquella que asegure un escenario facilitador de los contenidos. Para esto hay que dejar de pensar en la enseñanza como una actividad que sólo va en un sentido y empezar a concebirla como una circulación de saberes que permite, entre todos, construir conocimiento.

 

Prof. Silvia N. García

D.N.I.: 22198753

Docente Curricular Educación Tecnológica