Ana Ordoñez, DNI 28032917, Nivel Inicial

Como docente, uno se pregunta por qué el ingreso de niños/as con alguna discapacidad, ya sea permanente o momentánea, provoca en la escuela una diversidad de reacciones, en su mayoría negativas, tanto en las familias como en los docentes y/ o directivos. Estas reacciones se materializan en la interacción de los alumnos y dificultan la inclusión de dichos/as niños/as en el aula. Esto no es casual dado que, en palabras de Flavia Terigi, la enseñanza se ha basado desde siempre en la monocronía. La idea de aprendizaje monocrónico impone que el grupo/ clase lleva cierto ritmo común de aprendizaje. Con ello me refiero a que una maestra dice algo del orden de la enseñanza y espera que los alumnos escuchen, que la entiendan de modos más o menos similares y de que lo aprendan aproximadamente a como se previó cuando se lo planificó. Aquí lo que se preserva no es la integridad del grupo escolar ni el recorrido personal de aprendizaje, sino la secuencia monocrónica del mismo; y se preserva por un principio de economía en la organización de las poblaciones para la ense- ñanza, excluyendo a la diversidad. Pero la diversidad es un rasgo propio de la humanidad, y, por eso mismo, el alumnado del sistema educativo ha sido siempre diverso. Por ello creo que es necesario favorecer desde el aula/ ¿ES POSIBLE LA INCLUSIÓN DE LOS/AS NIÑOS/ AS CON ALGUNA DISCAPACIDAD? Ana Ordoñez, DNI 28032917, Nivel Inicial sala una diversidad, la policromía de aprendizajes. Este es un postulado razonable, se debe sostener con un saber pedagógico y para eso hay que ensayar, investigar, producir, y discutir. En este sentido si pensamos al concepto de discapacidad como una enfermedad y/o padecimiento como bien lo explicita la ley 2431 art 2, en lugar de hablar de la discapacidad como una condición corremos el riesgo de disminuir el universo simbólico y vincular de nuestros alumnos y sus familias. Por ello cuando ingresa al aula/ sala algún/a niño/a discapacitado/a resulta necesario que haya «un Otro adulto», que ponga en palabras los miedos y/o accionar de las familias, directivos y/ o docentes con el fin de facilitar su inclusión sin disminuir sus potencialidades.A este efecto no nos podemos permitir perder la empatía de la vida cotidiana, perder la percepción del cuerpo del otro como una continuación sensible de mi cuerpo. Esto es: la conciencia del hecho de que tu sufrimiento es mi sufrimiento. En conclusión los docentes no podemos hacer caso omiso de la realidad que acontece en las aulas y debemos intentar una real inclusión más aún teniendo leyes que nos amparan como por ejemplo: el artículo 11 de la Ley Nacional de Educación Capítulo II: Fines y Objetivos de la Política Educativa Nacional.