Desde hace tiempo es tema de debate y contradicciones si la Escuela prepara a sus alumnos para afrontar las demandas del mundo laboral actual, haciendo hincapié en la escolaridad secundaria o en la formación técnico profesional. De esto se desprende la necesidad de actualizar programas y planes de estudio que no son fácilmente aplicables, como sucede con la NES, que requiere de una implementación gradual dado los impactos que provoca. Sin embargo, pocas veces es tomado en cuenta que existe una modalidad en la cual sus alumnos ya se encuentran efectivamente insertos en el mercado laboral y que son económicamente activos, con lo cual no buscan en su educación una formación general que los prepare a futuro sino una formación específica que los ayude a afrontar el presente, ya sea para perfeccionar sus conocimientos, actualizarlos o legitimizarlos con una certificación que los respalde. Esta es la Modalidad de Jóvenes y Adultos, particularmente en lo que respecta a las Escuelas Primarias y Cursos Especiales, ya que en estas instituciones se da lugar la conformación de una población educativa que abarca desde los catorce años hasta las mal altas edades que se puedan registrar, alumnos que desean culminar sus estudios primarios hasta alumnos con formación universitaria de posgrado que asisten a un curso de su interés especial. Por esto, no es una modalidad que especula sobre el futuro, sino que sale a hacerle frente al presente en un cara a cara donde trata de sostenerse frente a los abates de los tiempos que corren y las crisis que se dan en educación a escala general. Si bien las edades no definen las prácticas, hacen a la vinculación de sus miembros, ya que permiten el trato formal entre actores sociales que de otro modo no interactuarían entre sí. Pero lo que hay que señalar es la necesidad de considerar las características de una comunidad para trazar los lineamientos de las prácticas que quedan circunscriptas a este ámbito, que hasta no hace mucho era considerado como compensatorio y que a partir de la Ley Nacional de Educación (Ley 26206) es reconocido como modalidad del Sistema Educativo.
Estas afirmaciones no quitan que haya que limitarse a la educación formal, es más, la Educación de Adultos propone ampliar la mirada de manera significativa al incluir las experiencias de educación no formal y la de la capacitaciones que se dan a nivel sindical por fuera de las instituciones escolares tradicionales. No obstante, en reiteradas oportunidades, es en las Escuelas Primarias de la Modalidad de Adultos donde se da el espacio al alumno para sentirse contenido y respetado en sus intereses y necesidades. Es el espacio que revincula al alumno con la posibilidad de progreso ya sea económico o académico, dado que en su mayoría pudieron transitar experiencias poco favorables por un lado y por el otro, esta oportunidad puede representar la última instancia luego de haber sido agotadas otras instancias, a decir, por quedar al margen de proyectos que no los contempló. Esto hace que estas nobles instituciones sean consideradas el reducto donde las escuelas primarias comunes envían a los alumnos etiquetados y clasificados con “sobre edad”, o donde los alumnos que presentan una dificultad terminan cursando sus estudios luego de pasar por distintas instancias o intentos de reinserción educativa. Así es como las escuelas primarias dependientes de la DEAYA se vuelven el último recurso u oportunidad, y de esto se desprenden las expectativas y deseos volcados por sus alumnos, los afectos que se construyen hacia sus pares y docentes. Y no menor el compromiso y la dedicación de los profesionales, docentes y no docentes, que llevan a cabo sus tareas en ellas creando con sus alumnos un clima de bienestar con sentido de pertenencia, al punto de que muchos de ellos transiten por varias ofertas educativas dentro de un mismo establecimiento.
Este, por ejemplo, es el caso de la Escuela Primaria de Jóvenes y Adultos nro. 15 “Provincia de Santa Fe” D.E 10º Sector III en el barrio de Saavedra, sita en Pico 2689, a dos cuadras de avenida Cabildo al 4700 y otras dos cuadras del Puente Saavedra, que como todas las escuelas incluidas en esta Modalidad, cuenta con la oferta educativa de escolarización primaria en tres años y cursos especiales con salida laboral y certificación oficial. Entre estos cursos se destacan los que permiten una formación en el área profesional de desempeño estético capilar (Peluquería) y estético corporal (Cosmetología), habilitada la posibilidad de que los alumnos cursen primero una capacitación, luego de finalizada, la otra y viceversa. Lo que le permite al egresado poseer un amplio campo laboral en peluquerías, centros y gabinetes estéticos, así como asistir a otros profesionales como dermatólogos y podólogos. También propiciando la posibilidad de emprender un proyecto personal en este ramo, desempeñándose de manera independiente y accediendo por medio de los certificados a otro nivel de capacitación y sucesivas formaciones ampliatorias en otras instituciones, como las especializaciones en colorimetría y aplicación de postizos (en el caso de peluquería) o la especialización en auxiliar de cosmeatría (en el caso de cosmetología).
Sumado a estos cursos, también se dictan los de Corte y Confección, Tejido, Cocina, Electricidad, Folklore, Computación (Nivel 1 y 2) e Inglés (Nivel 1, 2 y 3). En el caso de Corte y Confección no solo se aprende moldería sino también el uso de máquinas de coser de diferentes estilos, así como las características de las distintas telas. Con pronta aplicación al mercado laboral y sus demandas, ya que posibilita al alumno su inserción en talleres textiles, la formación superior en alta costura e incluso seguir las nuevas tendencias en confección de prendas de vestir estilo vintage, hippie chic, steampunk, estilo Sheer o la simpática ropa de mascotas, incluso ampliarse hacia el mercado de la ropa interior o accesorios como mochilas y cartucheras.
Los cursos no solo ofrecen una alternativa laboral, sino que también brindan el espacio para concretar un pasatiempo de nuestro interés o afianzarse en un campo de trabajo en el cual ya pueden estar desempeñándose y que requiere actualización o un mayor nivel de conocimiento. Existe, sumada a esta situación, la posibilidad de terminar los estudios primarios, continuar la escolaridad secundaria en un CENS cercano, ya sea el CENS 53 o el CENS 81 y concretar el anhelo para muchos de asistir a la facultad o universidad para una formación de grado. Este es, brevemente, el panorama de posibilidades de la escuela antes mencionada, así como muchas otras escuelas que tienen una diversa oferta interesante y a veces poco conocidas, como la Escuela Primaria de Jóvenes y Adultos nro. 29 “Manuel Belgrano” D.E 4º Sector V que desde la década del 70 se dedica exclusivamente a la formación en esta modalidad funcionando de lunes a viernes en el horario de 08.00hs a 22.00hs con la más amplia variedad de cursos que cuentan con mobiliario propio para el desempeño y horarios accesibles.
Pero todo este esfuerzo por mantener vigente a las EPJyA, dándole visibilidad frente a las comunidades barriales y compitiendo con establecimientos de gestión privada no es suficiente si no asumimos la necesidad de actualizar la currícula vigente que fue pensada para una sociedad de fines del siglo XX y que hoy responde a los avances tecnológicos del siglo XXI, con normativas laborales que necesitan ser contempladas para su enseñanza, así como la ESI y el rol de la mujer en el mundo del trabajo actual. El ochenta por ciento del alumnado son mujeres pero esto no es contemplado por el diseño curricular ni los cuadernillos de actualización académica por eso habría que incluirlo como tema de debate y reflexión. Hay muchos aspectos que no pueden quedar relegados a la intimidad del aula o circunscriptos solamente al PE. Vale la pena defender esta modalidad, luchar por sus propios espacios, dignificar al alumnado que está mitificado y a sus docentes. En definitiva, empoderarse desde el lugar de los que creemos en lo que hacemos y tenemos otra visión del mundo escolar, porque el alumno disculpa en su docente el “error”, el poseer otra postura ideológica e incluso se desdibujan las fronteras entre las historias de vidas, haciendo de las diferencia una unidad, pero lo que no tolera (y en eso concuerdo) es la falta de ganas y motivación. Y como lideres sociocomunitarios, sin ganas, no podemos construir y repensar nuevos paradigmas sobre la relación entre la educación y el trabajo, con sus nuevas perspectivas.
Patricia Van Lanker